sábado, 21 de noviembre de 2009

El desenlace de Laboratorio 1

Desde que me había incorporado noté que las paredes del armario se encogían, la sensación de agobio, de asfixia, penetraba en mi cuerpo desde mi dedo meñique, ascendía por mi brazo, en el codo se transformaba en una corriente eléctrica que seguía subiendo hasta mi hombro ,donde en una explosión ardiente se apoderaba de todo mis ser.
Aparecí en la sala del pirata, donde se decía que había vivido el antiguo morador del edificio, oía los angustiosos aullidos de terror, pero no me producían emoción alguna. Alcancé a distinguir las siluetas de mis compañeras. En un instante comprendí que ya no era yo, aquella posesión me hacía sentir diferente. Sin inquietarme, aspiraba el maloliente aliento de la muerte que se escapa de un ser humano, justo antes de expirar asfixiado entre mis manos, pero no pude dejar de apretar su cuello, su piel se vuelve fría por la angustia, aunque sé que la marca de mis dedos dejará una huella indeleble, continúo apretando hasta el fin.

- Daniel, Daniel, ... has ganado el premio, Daniel.

La voz de la profesora me devolvió a la clase.

-Daniel, han premiado tu cuento, el que presentaste al concurso. Ha recibido el primer premio, resaltan sobre todo su realismo y su original estilo. A mí lo que me llamó la atención, en realidad, fue la anécdota de la calavera que aparece en el cuello de la chica asesinada. Como si el dedo meñique del asesino hubiera dejado una marca indeleble al estrangularla.

Inmediatamente oculté mi mano bajo la mesa y le di las gracias.

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